Eliminaron el PPI sin explicaciones. Nada dijo el gobierno en relación con su impacto en el quehacer científico y tecnológico de la Nación. No se conoce evaluación alguna que justifique su liquidación, como tampoco se realizaron las indispensables consultas a la comunidad científica nacional. Su sustituto, el PEI, hace borrón y cuenta nueva con la base de datos del PPI.

De este modo, se pierden una experiencia de 20 años y la documentación acumulada de parte fundamental de la realidad de la investigación en Venezuela en las últimas décadas. Pierden así el país, la comunidad científica nacional y el propio PEI, que nace condenado a caminar a ciegas y dando traspiés en un terreno cuyo mapa destruyeron. Se desconoce el mérito de todos los investigadores en los distintos niveles del PPI. Se elimina el carácter progresivo del programa pues la continuidad del PEI no está garantizada. Y se crea una discrecionalidad absurda orientada a estimular la adhesión política y no la investigación científica.

Así como ocurrió con la fallida Ley de Educación Universitaria, y en cumplimiento de la Constitución Nacional, el diálogo debe abrirse y mantenerse el PPI hasta tanto se construyan los necesarios consensos.