En la UCV el porcentaje de estudiantes que logra completar la carrera de cinco años es muy bajo. Especialistas advierten que el bajo índice académico y la exoneración de materias por falta de profesores limita la prosecución de estudio

El primero de la lista de asignados por la OPSU a la carrera de Derecho en la Universidad Central de Venezuela para la cohorte 2015-2016 se graduó de bachiller en 1989. En el año 2002, el CNU le dio un cupo en el Colegio Universitario Francisco de Miranda, pero no culminó. En 2012 obtuvo otra plaza por la misma vía en Administración en la UCV y fue suspendido académicamente por bajo rendimiento, pero ahora tiene una nueva oportunidad de estudiar otra carrera.

Las autoridades universitarias advierten que la masificación del ingreso a la universidad, que ha usado el gobierno como argumento para asignar entre 70% y 100% de los cupos de las casas de estudio a través del Sistema Nacional de Ingreso, no garantiza la prosecución de los estudios. De hecho, señalan que el sistema multivariable ideado por el CNU, que disminuye el peso del mérito académico y favorece otros criterios, complica el desempeño de los aspirantes menos preparados en sus carreras universitarias.

Este año la OPSU dio 50% del puntaje para ingresar a las universidades públicas al promedio académico del bachillerato, 30% al nivel socioeconómico, 15% a la territorialidad y 5% la acción social, para crear un algoritmo que indique el índice académico de cada estudiante. Los méritos académicos dejaron de ser un mecanismo para llegar a educación superior en 2008, cuando el Consejo Nacional de Universidades decidió eliminar la Prueba de Aptitud Académica, que medía las competencias de un estudiante para optar a un cupo universitario. Esta evaluación tenía un peso de 40% en la asignación de los cupos y el promedio en bachillerato aportaba el 60% restante.

Según el Boletín Estadístico UCV, en la cohorte 2008 –cuando el CNU elimina la prueba- entraron a la UCV 8.512 estudiantes, de los cuales 1.803 fueron asignados por el CNU. Cinco años después lograron el título 108 estudiantes (5%), el resto tardó más años en graduarse o desertaron. Ese mismo año se graduaron 152 estudiantes de los 4.202 que ingresaron en 2008. De los 1.514 graduandos en 2013, había alumnos que tardaron entre 6 y 20 años en completar sus carreras.

En opinión de Mario Bonucci, rector de la Universidad de los Andes y vicepresidente de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios, a un universitario le toma en promedio seis años completar sus estudios, principalmente por las paralizaciones y los problemas presupuestarios. Reconoce que los estudiantes tienen deficiencias en la preparación de bachillerato, pero asegura que esto se puede superar con los métodos de preparación de los estudiantes en propedéuticos para que aprueben las pruebas internas.

Tulio Ramírez, gerente de Desarrollo Docente y Estudiantil del Vicerrectorado Académico de la UCV, aseguró que la deserción universitaria ronda entre 40% y 60%.  “Al no tomarse como principal indicador al mejor productor del rendimiento académico, como es el promedio de notas, sino que el peso de las otras variables es lo decisivo, el pronóstico es que el rendimiento es totalmente incierto”, explica Ramírez.

Materias exoneradas

Margarita Lascalea, coordinadora del programa Samuel Robinson, indicó que las razones por las que los estudiantes no rinden en la universidad, tardan más en graduarse o desertan es por las debilidades que traen del bachillerato, además de las materias exoneradas por falta de profesores. En las boletas se maquilla con una nota promediada las asignaturas no cursadas para no dejar el espacio en blanco.

En la Universidad Simón Bolívar funciona desde 1999 el Programa Igualdad de Oportunidades desde 1999 para nivelar a los liceístas y garantizar su ingreso a la casa de estudios. Trabajan con 149 instituciones públicas, privadas y subsidiadas de Higuerote, La Guaira, Distrito Capital, Baruta, Altos Mirandinos, Valles del Tuy y Guarenas-Guatire.

Evelyn Abdala, coordinadora del PIO, expuso que de los 943 alumnos que ingresaron en 2014 al proyecto de formación propedéutica, 28% no había visto Matemática de cuarto año, 20% no tuvo profesor de Castellano y Literatura en cuarto año y 25% no vio Inglés. Hay alumnos que no tuvieron docente en Matemática durante todo el bachillerato. Lo mismo se repite en Física y Química.

Acotó que en una prueba diagnóstica realizada a alumnos de 28 escuelas del litoral central, entre públicas y privadas, los jóvenes tenían un promedio de notas de 19,25 puntos durante el bachillerato, pero en el examen que aplicó PIO el promedio en Matemática fue de 4,7 puntos y en Habilidad Verbal de 9,3 puntos. “Lo peor que le puede pasar a una sociedad es que la educación sea un fraude, porque cuando no se es capaz de hacer un racionamiento matemático o verbal es porque el Estado le hizo fraude”, expresó Abdala.

OPSU dio cupos en la UCV a personas que dejaron la universidad 4 veces

El Vicerrectorado Académico de la UCV denunció, después de un análisis de la data de los 6.748 estudiantes asignados por la OPSU para cursar carreras en esta casa de estudios este año, que “se subordina la excelencia académica a variables ilustrativas, no académicas, que no deben funcionar como criterio”.

El informe resalta que en numerosos casos se privilegia la asignación de quienes poseen promedios de notas que están muy por debajo de aquellos que ocupan puestos más lejanos o no fueron asignados. Los profesores Tulio Ramírez, gerente de Desarrollo Docente y estudiantil del Vicerrectorado Académico de la UCV, y Jesús González, coordinador de la Unidad de Investigación de la Secretaria General de la UCV, analizaron las carreras a las que fue asignada la mayor cantidad de estudiantes por área de conocimiento: Derecho, Medicina, Computación e Ingeniería Agronómica.

En Medicina el primer asignado posee un índice académico en bachillerato de 18,4 puntos, mientras que el aspirante que se asignó en el puesto 130, de 215 cupos, poseía un promedio de 19,8. En Derecho el primer puesto lo ocupa alguien que posee un promedio de 18,16 puntos, mientras que el bachiller con mayor índice tiene una calificación de 20 y quedó en el puesto 237.

En Ingeniería Agronómica el primer cupo lo obtuvo alguien con promedio de 17 puntos, que debió estar ocupando el puesto 59 por orden de mayor a menor en calificaciones, y quien tiene el mayor índice con 19 puntos fue asignado en el puesto 142. En Computación el primer ingreso tenía 19 puntos, pero lo superaba un estudiante con 19,6 puntos que quedó en el puesto 96.

Según el método multivariable, un estudiante con promedio en bachillerato 20 puntos pero perteneciente al estrato social A tiene un índice para ingresar de 76 puntos, mientras que uno de promedio de 11 puntos,  pero en el estrato social E, posee el mismo índice solo por tener pocos recursos económicos. “Es un procedimiento socialmente discriminatorio que devalúa el mérito académico”, concluye el informe.

Otra irregularidad es que 216 estudiantes ya han sido asignados hasta en 4 oportunidades a cupos por vía de CNU, no han culminado sus carreras dentro de la casa de estudio y permanecen inscritos. Además, 50 personas fueron asignadas a la carrera de Catastro, que no se dicta en esa universidad.

Los investigadores plantearon que “en un alto porcentaje de bachilleres se detectó que el peso dado a la variable promedio de notas del bachillerato no alcanzó 50%, tal como fue acordado en el CNU del 16 de diciembre de 2014”. Denunciaron que el método del SIN «es inauditable» porque no se ha hecho pública la metodología empleada para hacer la asignación.

 iherrera@el-nacional.com    ISAYEN HERRERA 31 DE MAYO 2015 – 12:01 AM