Por Luis Eduardo Martínez Hidalgo http://luiseduardomartinez.com

Escribo estas líneas pasadas las 3 de la madrugada, del ya 7 de Dicienbre, en las escalinatas del CC Fundemos donde sesiona la Junta Electoral Principal de Estado Monagas. Acompaño a Piero Maurum, María Gabriela Hernández y Juan Pablo García –con José Antonio Mendoza y Carlos Bastardo- diputados electos por el circuito Nro. 1 a quienes una burda maniobra de la Presidente del CNE retardó su proclamación, la cual se hará efectiva en las próximas horas.

A pesar del cansancio, tras casi 24 horas continuas de activar, el ánimo no decae y la conversación se mantiene fluida; el tema es obvio, el triunfo arrollador de la oposición democrática en todos los estados del país y la derrota tan aplastante del oficialismo.
La coincidencia es unánime en cuanto a la inmensa responsabilidad que recae sobre los nuevos parlamentarios y a lo necesario de satisfacer, a todo evento, las expectativas existentes.

Temprano había conversado, muy orgulloso, con Larissa quien fue electa Diputada por Delta Amacuro –una verdadera proeza en una región donde la oposición había sido aplastada en la última década- y al igual que los de Monagas, me enfatizó que era muy grande su compromiso con el pueblo que la eligió y que bajo ninguna circunstancia le quedaría mal.

Venezolanos y Venezolanas apostaron este 6 de Diciembre por el cambio que más que consigna es un concepto, sufragaron contra un modelo de gestión política-económica que fracasó y que ha llevado al país a una situación deplorable que urge ser resuelta y para lo cual la Asamblea Nacional que se instale en Enero de 2016 deberá emplearse a fondo para que, en uso de sus atribuciones, obligar al gobierno a enderezar el rumbo.

Varias lecciones dejaron las elecciones parlamentarias. Para la oposición que la Unidad es el mayor valor y nuestra mayor fortaleza, que en Unidad podemos cosechar grandes victorias y con tal estamos obligados a continuar unidos afectiva y realmente. Para el gobierno que no es posible engañar por siempre a un pueblo, que más temprano que tarde las humillaciones se cobran y que las amenazas, el chantaje y/o las dádivas de última hora de nada sirven frente a la inconformidad, la rabia incluso de las grandes mayorías nacionales.

¿Quién ganó? Ganó el pueblo no hay duda, no los partidos, no los candidatos por si solos, ganó reiteramos el pueblo que se sobrepuso a todas las vicisitudes y no tomó atajos, a pesar de la gravedad de la crisis, sino que escogió la vía electoral, democrática y pacífica, para canalizar sus esperanzas de un mañana mejor.

En mi columna de días atrás titulada “La semana que viene” afirmé:

  • La semana que viene será la segunda de Diciembre; también la primera de un tiempo nuevo.
  • La semana que viene, Venezuela toda celebrará la finalización en paz de las elecciones parlamentarias y el reconocimiento universal a la voluntad popular expresada en las urnas.
  • La semana que viene contaremos con nuevos Diputados y Diputadas mayoritariamente comprometidos con el cambio y con la construcción de una nación de iguales.
  • La semana que viene los familiares de los caídos en procura de libertad, rezarán por los suyos dolorosamente muertos con el orgullo de saber que su sacrificio no fue vano y que es mucho lo que el país les debe mientras que los presos de conciencia –estudiantes tantos- contarán las horas para salir a la calle y ser reconocidos por su entrega en procura de democracia plena.
  • La semana que viene la esperanza será constante con la fe en que comienza un proceso para que el mañana sea el que soñamos y merecemos.
  • No cambio una letra de lo que cité. “La semana que viene” es esta semana y lo importante ahora son las próximas por venir para que el pueblo siga ganando.