Luis Eduardo Martínez Hidalgo http://luiseduardomartinez.com
Dedico el fin de semana a activar por el revocatorio en el Municipio Caripe del estado Monagas.
Me acompañan una decena de dirigentes opositores regionales encabezados por las diputadas Larissa González –quien hizo un alto en sus tareas en Delta Amacuro para compartir esta jornada- y Sandra Alfaro a los que se suman líderes locales entre los cuales destaca Carlos García, un caripero de pura cepa que mucho se esfuerza por la tierra que lo vio nacer.
El programa preparado que incluye asambleas vecinales, reuniones familiares, con comerciantes, promotores turísticos, deportistas, se cumple con milimétrica precisión. Son 18 las actividades que realizamos marcadas todas por una doble manifestación de los participantes: la de absoluto rechazo por el actual estado de cosas y la de un optimismo desbordante porque el final de esta pesadilla se acerca.
Los asistentes portan camisas blancas, franelas naranjas, gorras amarillas, blusas azules, cintas verdes y unos cuantos tricolor, identificándose con las organizaciones en las que militan, todos unidas en procura de una mejor Venezuela. También hay rojas.
Hombres y mujeres tocados con desgastadas gorras de Chávez o franelas de Maduro concurren a nuestros encuentros. Algunos se ubican detrás y si bien al principio se notan incómodos pronto son parte de la confraternidad casi de hermanos y hermanas que cada reunión sella. Otros, sin embargo, se ubican delante y piden la palabra interviniendo para señalar que les anima para renunciar a sus querencias.
En las Taparitas, El Guácharo, Sabana de Piedra, La Guanota, San Agustín, Quebrada Grande, Santa Inés, Teresen y las calles de Caripe, los planteamientos fueron los mismos: hay hambre, no hay medicinas, el centro de salud que era una clínica no sirve, las medicaturas no funcionan sin médicos ni enfermeras, al caer la tarde el encierro es general porque andar por la calle es exponerse a ser víctima de la delincuencia desbordada, los módulos policiales cerraron, la electricidad se cae hasta 10 veces diarias, el agua llega a cuenta gotas donde llega, las vías urbanas se deterioran aceleradamente y las agrícolas se pierden, no hay créditos para la producción agropecuaria, la basura no la recogen y las plazas y parques se abandonan, los turistas no van y en la temporada vacacional posadas y hoteles lucieron desolados, la Abraham Lincoln –orgullo de Caripe- se deteriora mientras que la restante infraestructura escolar lo está más. Hasta en la Cueva del Guácharo, tras un cambio de administración, escasean los visitantes.
Concluimos en Amanita y en las despedidas, una mujer, abrazada a sus dos hijos, alza la voz para afirmar:
“Soy chavista. Siempre voté por Chávez y luego lo hice por Maduro pero ya no aguanto más. Mis muchachos se acuestan sin comer y no tengo como enviarlos a la escuela. Estoy en una misión pero lo que gano no me alcanza para nada. Ya me cansé que me metieran embustes. Yo quiero cambio”.
La abrazo y le aseguro que el mañana será distinto, que Venezuela será la que ella y los suyos merecen, un país de oportunidades para todos y que lo será pronto, muy pronto.

Imagen: cortesia de noticias24.com