José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano
Rincón del Gurú-. Es lógico que empecemos con esta pregunta ¿Qué es el cognitivismo? Bueno, el cognitivismo es una corriente dentro de la psicología que se centra en el estudio de la cognición, es decir, en los procesos de la mente relacionados con el conocimiento.
Lo anterior se puede simplificar al precisar que la psicología cognitiva analiza todos los mecanismos que llevan a la elaboración del conocimiento, entiéndase: cultura, aprendizaje, sensaciones, y más.
Si entendemos que la construcción del conocimiento está conformado por varias acciones complejas, como almacenar, reconocer, comprender, organizar y utilizar la información que se recibe a través de los sentidos, ya podemos ir definiendo su relación con la comunicación política.
Si el cognitivismo busca conocer el cómo las personas asimilan la realidad en la que viven, a partir de la transformación de la información sensorial, podemos aplicar esta técnica en nuestra estrategia de comunicación en las campañas electorales.
En la visión del cognitivismo el conocimiento es funcional. En esta corriente se estudia la reacción de un sujeto ante un acontecimiento que ya ha sido procesado en su mente.
El cognitivismo plantea la posición de un sujeto ante un conocimiento previo y su posibilidad de anticiparse con mayor facilidad a lo que puede suceder en el futuro inmediato.
Los conocimientos ayudan a que las personas puedan desarrollar planes y fijarse metas, minimizando las probabilidades de experimentar una consecuencia negativa. La conducta de los seres humanos se ajusta a lo cognitivo y a las expectativas de lo conocido.
¿Y al final qué relación existe entre el cognitivismo y la comunicación política?
Si durante la campaña política incidimos correctamente en el proceso de “aprendizaje” de los electores, entonces podemos repercutir en su visión integral del conocimiento sobre el candidato, las propuestas de éste y el escenario político.
Sí, el elector tendrá un conocimiento anterior porque para la gran mayoría no será la primera vez que voten y que lo hagan por un partido, a un cargo puntual o por un candidato específico, he aquí donde surge la unión entre comunicación y psicología.
Aplicando las tácticas comunicacionales más adecuadas y desarrollando acciones cognitivas podemos recrear nuevas preconcepciones en la mente de nuestros públicos electorales, logrado así que éste conozca, acepte, comprenda y apoye nuestras propuestas o mensajes.
El cognitivismo aparece como una evolución de la psicología conductista, ya que intenta explicar la conducta a partir de los procesos mentales, en cambio los conductistas se basaban en la asociación entre estímulos y respuestas.
Los psicólogos cognitivos, por lo tanto, resaltan que, según la forma en que la persona procesa la información y entiende el mundo que la rodea, desarrolla un determinado tipo de conducta. En ambos casos, el proceso aplicado a la campaña permitirá que los electores moldeen sus conductas, aceptando como correctas aquellas más parecidas al mensaje o la actitud del líder.
Es decir, en este aspecto el dirigente o candidato no aparenta ser como los electores, como sería un proceso típico de adaptación comunicacional, sino que son éstos los que empezarán a adoptar las posiciones, ideas y mentalidad del líder.
Como ha ocurrido en Venezuela, durante casi 16 años de Hugo Chávez como presidente y prácticamente por 22 años que estuvo en la palestra política nacional, proyectó un comportamiento social, un neo-lenguaje y una visión política que fue “comprada” por la mayoría de los venezolanos.
¡Comunícate y hazlo bien!

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