José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano
Rincón del Gurú-. Desde el año pasado, cuando analizamos el lanzamiento de la candidatura de Donald Trump para las primarias del partido Republicano, aseveramos que el empresario estadounidense si iba hacer con la nominación y posteriormente con la mismísima Casa Blanca y así fue.
Trump ganó porque siempre tuvo claro quiénes eran sus electores, y el cómo enamorarlos. Marcó siempre la agenda política y comunicacional y sus oponentes siempre timoratos no tuvieron, ni dentro del partido Republicano y menos fuera de él, la capacidad de frenar el “tren de Trump”.
No obstante, esto ya es historia pasada. El mundo sigue su curso y se nos vienen otros escenarios políticos y comunicacionales que analizaremos a continuación.
Primero, Donald Trump, el presidente electo de los Estados Unidos de América, sí deportará a millones de latinos ilegales, porque de no hacerlo perderá el favor de los millones de americanos del norte que lo apoyaron masivamente.
Segundo, el muro sí será una realidad. Luego vendrá el debate de lo idóneo o funcional del mismo, pero el nuevo mandatario también se verá en la obligación de levantar la nueva barda entre el titán del norte y su vecino del sur.
Tercero, las relaciones con el Partido Republicano empezaran en una luna de miel. Paulatinamente el status quo republicano irá colocando piezas que “controlen” a Trump hasta que éste se vea con la estabilidad suficiente y los acuerdos interpersonales sólidos para “patear la mesa” e ir deshaciéndose de los republicanos que le sea incómodos.
En este caso, la dirección política del partido del elefante se está, o debería estarlo, preparándose para dos asuntos fundamentales:
1-. Ejercer el gobierno que perdieron hace 8 años atrás frente Barack Obama.
2-. Buscar un “bateador emergente” o “candidato de rescate” frente a un eventual distanciamiento con el presidente Trump.
Cuarto, con respecto a los demócratas el magnate buscará entablar una relación cordial, y a pesar que su personalidad pública no es así, sí intentará un diálogo con sus oponentes del partido del asno.
Debido a esto, el presidente electo Donald Trump ha emitió unas declaraciones importantes: “Le pediré consejo al expresidente Bill Clinton”.
En este punto, es claro que el partido Demócrata quedó muy maltrecho con este revés, inesperado para ellos.
Obama no quedó bien parado, ya que tanto él como su esposa salieron desesperados a hacerle campaña a Hillary, y la derrota de ella le salpicó también a la pareja presidencial saliente.
Los demócratas quedaron sin líder visible, porque Bermie Sanders no representa la esencia de los demócratas y su revés en la nominación endiosó la candidatura de Clinton.
Liquidada la familia Clinton y los Obama golpeados, los demócratas tendrán que esperar que surja un liderazgo dentro de sus propias entrañas así como en su momento emergió Bill Clinton y posterior Barack Obama.
Sexto, no es descabellado pensar que este cuatrienio que iniciará el próximo 20 de enero en los EEUU, será un gobierno de transición política.
¿La razón? Primero la edad del presidente Trump, un hombre mayor de 70 años, con nula experiencia política y temperamental, y además el nacimiento de una juventud republicana que buscará abrirse paso en el corto plazo.
Séptimo, Se abre una nueva etapa en la diplomacia estadounidense hacia América Latina, Europa y el Medio Oriente.
¡Veremos que pasará!