En español significa muerte por exceso de trabajo, y aunque parezca una leyenda urbana, es un fenómeno social reconocido en Japón desde 1987, cuando el ministerio de Salud empezó a recopilar estadísticas.

Está tan extendido que si un juez determina que alguien murió por karoshi, su familia recibe una compensación de unos US$20.000 por parte del gobierno y pagos de hasta US$1,6 millones por parte de la compañía.

Al principio, las cifras oficiales reportaban un par de cientos de casos cada año, pero ya en 2015 el número de víctimas alcanzaba las 2.310, según el Ministerio del Trabajo en Japón.

De acuerdo con el Consejo Nacional en Defensa de las Victimas de Karoshi, la verdadera cifra puede llegar a las 10.000 víctimas anuales, más o menos el número de personas que mueren cada año en accidentes de tránsito.

Entre los miles de casos hay dos factores que sobresalen como culpables de las muertes: estrés y falta de sueño.

La falta de sueño puede contribuir en el largo a plazo a incrementar el riesgo de enfermedades del corazón, desórdenes del sistema inmunológico, diabetes y ciertas formas de cáncer.

Sin embargo, hasta ahora no se ha atribuido ninguna muerte a un esfuerzo intencional de mantenerse despierto.

No te va a hacer bien en el largo plazo, pero parece improbable que te puedas morir espontánea y repentinamente después de pasar toda la noche en la oficina.

Por otra parte, y para sorpresa de muchos, tampoco hay evidencia de que el estrés pueda causar un ataque cardíaco, o incluso una enfermedad del corazón.

De hecho, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, Reino Unido, evaluó la salud de unas 700.000 mujeres durante casi una década. En ese período murieron 48.314.

Cuando analizaron los resultados, descubrieron que las mujeres que se autodefinían como más estresadas, menos felices, saludables y en control, tenían más probabilidades de morir.

Pero también eran las que estaban menos saludables de partida: estaban estresadas debido a que estaban enfermas.

En suma, no se encontró correlación entre el estrés, la infelicidad y el riesgo de morir.

En otras palabras, puedes tener un día, mes o año de mucho estrés, pero eso no te van a enviar tempranamente a la tumba.

Si no es el estrés o la falta de sueño, ¿cuál es la causa principal de las muertes por karoshi? Aunque parezca mentira, la causa puede estar en el tiempo que pasas en la oficina.

Al analizar los hábitos y la salud de más de 600.000 personas, un grupo de investigadores encontró que aquellos que trabajaron 55 horas a la semana tenían un tercio más de probabilidad de sufrir un infarto que aquellos que trabajaron menos de 40 horas.

No supieron por qué, pero los autores especularon que el problema podría ser simplemente estar sentado por largos periodos frente al escritorio.

El problema es que los japoneses ya no son los campeones de las horas extra. En 2015 el trabajador promedio japonés trabajó menos horas que el estadounidense. El ranking mundial lo encabeza México.

Como podía esperarse, el karoshi ya no es un drama exclusivamente japonés.

En China mueren al día unas 1.600 personas por guolaosi, que es como se conoce a la muerte por exceso de trabajo en ese país.

«India, Corea del Sur, Taiwán y China —las nuevas generaciones de economías emergentes— están siguiendo los pasos que dio Japón en la posguerra hacia trabajar largas jornadas», advierte Richard Wokutch, profesor de gerencia en la Universidad Tecnológica de Virginia.

En muchos países, parte del problema no es la cultura de trabajar duro, sino la necesidad de aparentar que lo estás haciendo.

«Ahora se trata de hacer ver que llegar temprano y eres de los últimos en irte, aunque este comportamiento sea improductivo», explica Cooper.

En Japón muchos empleados jóvenes se sienten incómodos si se van de la oficina antes que sus jefes.

Así que la próxima vez que te quedes al final del día en la oficina, actualizando tu perfil en redes sociales o explorando en internet, solo para hacer creer que tu jornada en más larga, recuerda que esto puede incrementar el riesgo de que tu expediente laboral termine con una palabra en japonés.

Fuente: Zaria Gorvett BBC Capital
Iagen: Cortesía The dark side of karoshi.