OMIDRES PÉREZ DE CARVELLI omidresperez@mettas.com.ve
La tiroides, el rector metabólico de nuestro organismo, es una pequeña glándula que produce tetrayodotironina (T4) y triyodotironina (T3), para lo cual es indispensable el iodo, componente íntimo en la estructura de ambas. T4 y T3 circulan en sangre de manera libre y unida a proteínas, alcanzando de este modo todos los órganos y sistemas de nuestra economía corporal para ejercer sus acciones.
Estas hormonas cubren funciones vitales en los procesos del metabolismo lipídico, glucémico, óseo, electrolítico, cerebral, cardiovascular, reproductivo y muscular, entre otros. Su presencia modula acciones corporales claves y es considerada hormona vital para la vida. Por su parte, la incidencia de trastornos tiroideos ha tenido un auge en las últimas décadas, por aspectos genéticos, ambientales, alimentarios, inclusive.
La suma de lo antes expuesto ha ocasionado que se tejan mitos alrededor de la tiroides y sus efectos, los cuales se han convertido en motivo de consultas frecuentes entre los pacientes que acuden a evaluación endocrinológica. Dentro de los mitos más frecuentes destacan los siguientes:
¡Estoy gorda por culpa de la tiroides!
Los trastornos hormonales, en sus estados más extremos, solo pueden explicar apenas el aumento de 3 a 5 kilos en las situaciones de descompensación extrema. En el caso específico de los trastornos tiroideos, el hipotiroidismo o déficit de producción de hormona tiroidea, en su estado moderado a severo favorece el acumulo de tejido mixedematoso y algo de retención de líquido, que puede representar entre 3 y 5 kilos.
Al momento en que el paciente recibe sustitución de hormona tiroidea, eso empieza a corregirse en un lapso de una semana aproximadamente, tiempo necesario para recuperar los depósitos corporales. Su médico establecerá la duración y dosis del tratamiento, según su caso personal. Cuando sobran más de esos 3 o 5 kilos hay que evaluar aspectos de hábitos y estilo de vida, más allá de las hormonas.
Siento un nudo en la garganta de vez en cuando; ¡eso es por la tiroides!
La glándula tiroides está ubicada en la parte anteroinferior del cuello, delante de la tráquea, abrazando una parte de su cara anterior. Cuando el crecimiento glandular es importante; es decir, 2 a 3 veces el tamaño normal, puede ocasionar sensación de nudo en la parte baja de la cara anterior del cuello, lo cual se mantiene a lo largo del día, y puede cambiar con las posturas corporales. En la zona de la garganta no se encuentra de forma habitual la tiroides. Es importante que su médico haga una evaluación clínica exhaustiva y determine las causas posibles de su malestar de garganta.
Imagen: cortesía de youtube
Si a mi mamá le dolía el cuello por la tiroides, ¡quiere decir que si a mí me duele el cuello es por la tiroides!
El cuello tiene múltiples estructuras, además de la glándula tiroides: músculos, arterias, venas, cartílagos, huesos, tráquea, nervios, ganglios linfáticos. Las causas más frecuentes de dolor en el cuello son musculares, neurálgica (irritación o inflamación de los nervios), osteocondrales (dolor proveniente de cartílagos y huesos), inflamación de ganglios linfáticos y, por último, tiroiditis. El dolor de una tiroiditis subaguda se activa al tacto y en el caso de la tiroiditis aguda la intensidad del dolor es alta, muy intensa, y anatómicamente correspondiente a la zona tiroidea. La evaluación médica oportuna y algunos paraclínicos pueden dar con el diagnóstico preciso.
La generalización de los síntomas, o el adjudicar síntomas a la glándula tiroides sin la debida evaluación por un especialista en el área, puede retardar o confundir el diagnóstico oportuno de algún trastorno en ese importante motor metabólico, así como realizar el diagnóstico diferencial correspondiente con el fin de poder brindar las opciones terapéuticas adecuadas a cada caso y síntoma particular.