El Cristo de José o Cristo de los Viajeros, ubicado en una basílica de metal, en plena autopista que comunica a Píritu con Barcelona, en el estado Anzoátegui, ya debe haber sido seleccionado entre las más hermosas tallas del mundo.

Se trata de una extraña y preciosa escultura de Jesucristo, que lo presenta como un hombre atlético, musculoso, fuerte y con unas manos y pies grandes y robustos, muy diferente a la que estamos acostumbrados a ver usualmente.

Otra singular diferencia a las demás figuras del Redentor crucificado es que sus pies aparecen separados, clavados apartes, y no superpuestos como es lo corriente.

Sobre el origen de esta fornida y rara figura de Cristo se dice que fue traída a Venezuela finales del siglo XIX por los propietarios de la Hacienda de José, que fueron los expresidentes de la Republica José Gregorio y José Tadeo Monagas.

 Como se sabe, los Monagas fueron propietarios de extensos territorios en el Oriente del país, entre ellos la hacienda de José, donde actualmente funciona el Complejo Petrolífero y Petroquímico José Antonio Anzoátegui.

 Dice la historia que los Monagas eran muy supersticiosos y al ver que el ganado de esa hacienda no producía leche ni carne suficiente pensaron que se trataba de una hechicería.

Entonces, por recomendación de un sacerdote, los Monagas decidieron traer de México esa imagen de un musculoso Cristo, tallado bajo la bendición de la Virgen de Guadalupe, para contrarrestar las “malas influencias”.

Agrega la historia que la Hacienda de José fue comprada por el abogado Mariano Adrián La Rosa, el 13 de agosto del año 1953, quien desde niño tenía conocimiento de la existencia de esa peculiar imagen de Jesús El Nazareno y por ello de inmediato se dedicó a buscarla.

Cuando finalmente la encontró, la bella talla del Cristo de Jose estaba completamente deteriorada debido a una larga exposición a la intemperie.

 Cuentan que el propio Dr. La Rosa, junto con dos jóvenes que trabajaban en el fundo, construyeron una casita de palma para resguardar la imagen a unos siete kilómetros de la carretera de la época.

 Esta habría sido la primera capilla que guardó la venerada imagen del Cristo de Jose, hasta que a expensas de su propio peculio, el Dr. Mariano Adrián La Rosa construyó la vanguardista basílica donde actualmente se expone.

El templo es una moderna cúpula de metal diseñada por el arquitecto Alberto Parra y construida por el ingeniero Jorge Borges. Todo el conjunto fue inaugurado en 1994.

El 20 de noviembre de 1994 esta basílica fue declarada monumento Diocesano del Estado Anzoátegui y la bella imagen del Cristo de Jose fue declarada patrimonio del estado.

Otra peculiaridad es que alguien que mira desde dentro o desde afuera al Cristo de Jose se percata que el templo no tiene paredes. El aire circula libremente y penetra por los poros hinchados de tanta paz y amor que se respira en el lugar.

Diera la impresión que el viento se pone guantes de seda y va envolviendo a los visitantes que acuden a ese templo por veneración o por curiosidad.

 Entonces hasta el cielo se inclina sobre el Cristo de Jose, como una tremenda vara de Moisés, vara con la que seguramente serán medidas las buenas o malas acciones que se hagan en este Valle de lágrimas.

Crónicas de Anzoátegui por Omar González Moreno.

Imagen: Cristo de Jose (https://co.pinterest.com/)