A cien días de asumir la presidencia por segunda vez, Donald Trump ha impulsado reformas que sacuden los cimientos de la educación superior en Estados Unidos. Recortes de fondos, eliminación de programas de inclusión, trabas a estudiantes internacionales y una polémica propuesta de universidad gratuita son solo algunas de las medidas que ya generan debate.
Una de las acciones más destacadas ha sido la reducción significativa de fondos federales a instituciones que, según la administración, promueven ideologías consideradas «radicales» o contrarias a los valores tradicionales. La Universidad de Pensilvania, alma mater de Trump, ha visto suspendidos proyectos en siete de sus escuelas y ha perdido $175 millones en financiamiento federal debido a presuntas violaciones del Título IX.
Siguiendo las directrices de la Agenda 47, Trump ha iniciado el proceso para desmantelar el Departamento de Educación, trasladando sus funciones a los estados y otras agencias federales. Aunque esta medida requiere la aprobación del Congreso, ya se han producido recortes de personal y reestructuraciones internas .
La administración ha tomado medidas para erradicar los programas de de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en las universidades, argumentando que fomentan divisiones y discriminación inversa. Se han emitido directrices para que las instituciones eliminen estas iniciativas y se han iniciado investigaciones para garantizar el cumplimiento de las nuevas políticas .
Las políticas migratorias más estrictas han afectado a estudiantes internacionales, quienes enfrentan mayores obstáculos para obtener o renovar visas. Casos como el de Momodou Taal, un estudiante de doctorado en Cornell que optó por abandonar el país ante la amenaza de deportación, ilustran el clima de incertidumbre y temor que prevalece en este grupo.
En un esfuerzo por ofrecer una alternativa a las instituciones tradicionales, Trump ha propuesto la creación de la «Academia Americana», una universidad en línea gratuita financiada mediante impuestos a las grandes dotaciones de universidades privadas. Esta iniciativa busca proporcionar educación de calidad sin costo para los estudiantes y sin incrementar la deuda federal .
La administración ha instado a las universidades a eliminar las preferencias raciales en los procesos de admisión, en consonancia con el fallo de la Corte Suprema en el caso Students for Fair Admissions v. Harvard. Además, se ha propuesto una reforma del sistema de acreditación para asegurar que las instituciones promuevan valores tradicionales y eviten la «adoctrinación ideológica» .
Estas medidas han generado un intenso debate sobre el futuro de la educación superior en Estados Unidos. Mientras algunos sectores aplauden las reformas por devolver el control a los estados y promover valores tradicionales, otros advierten sobre los riesgos para la autonomía académica y la diversidad en las universidades.
Nota: Esta publicación fue elaborada con apoyo de herramientas de ChatGPT de OpenAI,.
Prensa UL
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