Todavía resuenan en todo el territorio de los Estados Unidos las brillantes palabras de Martin Luther King en el discurso de 1963 cuando dijo tener el sueño de que negros y blancos caminarían juntos e iguales, tomados de la mano, por la senda progresista de la gran nación americana: «Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por su carácter».

_Ocho años antes, el primero de diciembre de 1955, una negra de 42 años llamada Rosa Parks, se había negado a cederle el asiento del autobús a un blanco, como era obligatorio en la época.

_El conductor, encolerizado, le dijo con tono que no dejaba lugar a dudas:

_-¡Ceda el puesto o la hago arrestar!_

_-Puede hacerlo – dijo ella, imperturbable -, pero de aquí no me muevo_.

_Llegó la Policía y uno de ellos le preguntó el porqué de su negativa_.

_-Porque ustedes nos andan empujando por todos lados – dijo ella, con decisión irrenunciable.

_Era apenas una humilde mujer sin grandes aspiraciones que, sin saberlo, con ese paso estaba entrando en la historia de los derechos civiles de los negros estadounidenses. Así que fue a dar con sus puros huesos a la cárcel ignominiosa blanquecina, pero su gesto fue el comienzo de una revuelta que se ha prolongado en el tiempo, pues 65 años después, con el cruel homicidio del afroamericano George Floyd en Minneapolis a manos del policía blanco Derek Chauvin, nos hemos devuelto a las primeras páginas de esta historia inconclusa para tratar de entender lo sucedido, aunque todos sabemos que no hay forma de comprender lo incomprensible.

_En esos tiempos, King era un ilustre desconocido a quien motivó la actitud de Rosa Parks, para meterse en la lucha, y en este sentido organizó en Montgomery un movimiento en defensa de la mujer mancillada, que poco a poco se fue extendiendo en un llamado imperioso, un boicot, para que los negros no subieran al transporte colectivo sino que buscaran la manera de trasladarse por sus propios medios. Ese movimiento se convirtió en la demostración fehaciente de que sólo cuando los seres humanos nos unimos en procura del bien común podremos alcanzar los objetivos propuestos. Pues el resultado fue que los autobuses recorrieron, casi vacíos, las rutas durante cierto tiempo, por lo que los racistas de cuello blanco debieron tragarse su propio vómito y aceptaron que los “putos negros” pudieran ocupar los asientos que quisieran.

_Ahí empezó la revuelta que llevó a la  minoria negra por el empedrado camino de lucha sin cuartel en demanda de la igualdad y el respeto, hasta que la Suprema Corte les dio la razón, tomando como base el postulado de la Constitución de los Estados Unidos donde se asienta que todos los seres humanos fueron creados iguales.

_Solo que policías como Chauvin no lo entienden así y de vez en cuando, más seguido de lo que aconseja el raciocinio, destapan el odio que llevan en sus entrañas contra las minorías, truncando una vez más el sueño hermoso de King.

_El asesinato de Floyd, como en 1991 la paliza de Rodney King en Los Ángeles, y como muchos casos posteriores, ha encendido la pradera americana una vez más. Y como siempre ocurre, no han faltado quienes han tratado de pescar en aguas revueltas saqueando negocios para robar y, políticamente, causando destrozos para incitar a la rebelión desproporcionada. Con el aditamento de que el país está a las puertas de una elección presencial donde los demócratas se juegan su futuro, en medio de un pandemonio llamado coronavirus que ya se ha cobrado cien mil vidas.

_Por eso, se han decantado a favor de la protesta, como ha anunciado el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al decir que respalda sin cortapisas a los manifestantes, algo irracional porque esas palabras pueden revertirse en su contra cuando la multitud, avalada por la autoridad, se sienta con derecho a desbordarse como un río sin control. Cuomo debería aprender de los policías de Miami que se arrodillaron ante los manifestantes, en respeto a sus demandas, haciéndoles deponer las armas y uniéndose todos en sublime oración por el bien del país_

_Afincándose en lo que luce como una operación política, cientos de manifestantes asedian la Casa Blanca para incitar a Donald Trump a sacar las fuerzas armadas a la calle, si es que es tan arrecho como dice, lo que, a las puertas de las elecciones, sería un error garrafal, como parece estar advirtiéndole el Departamento de Estado. Pero Trump, lo sabemos, es un hueso duro de roer que seguramente buscará la manera de salir airoso, una vez más.

_*Alea jacta est*_parece decir Julio César cruzando el Rubicón. Y mientras la suerte está echada, por toda la nación siguen resonando las palabras premonitorias de Martin Luther King_

*_»No habrá descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de la nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia_*

(*) «El Negro de la Casa» Comunicador Social. Ancla de Unión Radio 93.7 FM -Puerto La Cruz, Venezuela.