Mientras los profesores universitarios venezolanos conmemoran su Día el 5 de diciembre con los peores salarios del mundo, en espera de más de 630 días sin aumento de sueldo, sin atención a la salud, ni presupuesto, ni condiciones mínimas para el ejercicio de la docencia, investigación y extensión. Crítica situación que obliga al profesor universitario a buscar de mejores oportunidades para sortear su inestabilidad económica, física y emocional.
Tampoco los estudiantes universitarios venezolanos tuvieron motivos para celebrar su Día el 21 de noviembre. La situación del estudiante, ampliamente denunciada en marchas y protestas, continúa agudizándose: sin comedor, sin transporte, sin laboratorios, sin seguridad, con los profesores peor remunerados de América Latina y el Caribe, sin condiciones de infraestructura para recibir clases y con el problema de violencia de género y acoso.
El Día del Profesor como el Día del Estudiante Universitario en Venezuela se asocia con la lucha por la democracia.
Por una parte, las huelgas de estudiantes de la UCV y UCAB de 1957 en contra de la pretensión de Pérez Jiménez de perpetuarse en el poder. Por otra, la caída de la dictadura en 1958 con la promulgación de la Ley de Universidades y la consideración de la autonomía plena para las universidades venezolanas.
Los Profesores y Estudiantes Universitarios en Venezuela no tienen nada que celebrar ante sus derechos confiscados.
Sólo por celebrar el compromiso de la comunidad universitaria en mantener las aulas abiertas en compromiso heroico de resiliencia.
Prensa UL
Imagen: Profesor y estudiantes (Cortesía de https://razonpublica.com/)