Con la elección del Presidente Joe Biden llegó la hora de construir una relación distinta, positiva, entre los Estados Unidos y Venezuela, signada por el respeto y la colaboración por el mayor beneficio de nuestros pueblos.

Yo que cabalgo entre los dos países, estoy seguro de que lo que conviene a ambas naciones es esforzarse para desmontar lo que nos ha separado en los últimos años alentado por un radicalismo sin sentido.

La iniciativa no necesariamente debe partir de los gobiernos sino que, en el caso de Venezuela, bien puede surgir y así lo sugiero del liderazgo de los sectores de la producción, comercio, industria, universidades, que mucho se han visto afectados por la confrontación entre antiguos aliados y también la iglesia que se ha mostrado una y otra vez por encima de mezquindades y dispuesta a contribuir al logro de soluciones en paz a la gravísima crisis que soportamos los venezolanos.

Con respecto a las sanciones y a la denominada estrategia de “máxima presión» considero que ha sido un fracaso aquí como lo ha sido por más de 70 años en Corea del Norte, más de 60 en Cuba, más de 40 en Irán. Basta ver que no se ha producido ningún cambio de régimen para afirmarlo, y solo ha conducido a un empobrecimiento generalizado y a que la población soporte penurias sin fin.

¿A quien creen que perjudicaría, para citar solo la última medida anunciada que Venezuela, no recibir el diésel indispensable para el transporte público y de alimentos? ¿Quién gana con el congelamiento de los flujos de capital que tanto se requieren para activar el sector productivo o con las crecientes restricciones para la importación de bienes y servicios esenciales?.

Este no es un asunto que sólo interese a los partidos políticos ni a los políticos, es un tema de vital importancia y cuyas políticas equivocadas que han causado daño al interferir en nuestros asuntos internos que afortunadamente va de salida y que nada nos deja después de mucho vociferar.

Todo indica que la victoria de Biden y Kamala Harris (mujer, afroamericana, hija de inmigrantes, referente obligante de todas las mujeres del mundo empeñadas en destacar) es una oportunidad para la moderación contraria al radicalismo. No podemos perder las oportunidades para el mejor futuro de Venezuela que se abrirán con la  nueva era que comenzará el 20 de Enero de 2021 en los Estados Unidos y el mundo.

(*) Luis Eduardo Martínez, rector de la UNITEC y Chancellor de MAU- Miami. Analista político.